martes, 27 de marzo de 2018

¡¡ HASTA PRONTO GRAN AMIGO ¡¡


FOTO: PROFESOR HÉCTOR HOYOS DOMÍNGUEZ (+ 26 / MARZO / '18 )


Xalapa, Ver.
Mar. 27.03.2018

Fueron incontables los momentos de alegría. Nunca olvidaremos cómo lograba que los alumnos de primer y segundo grado opacaran al resto de la escuela (300 alumnos en total) entonando el Himno Nacional Mexicano cada lunes a la hora de rendir honores a la Bandera en el patio de la escuela primaria "Guillermo Hernández Castellanos". Nunca olvidaremos su enorme control sobre las incidencias que se registraban. Jamás olvidaremos aquél día de febrero de este año en que, ya con molestias, dio una clase de educación física al grupo 6o. B que duró 2 horas, sólo por convivir con los niños.

No olvidaremos. Será imposible olvidar a quien más que un director de escuela, fue el amigo de muchas, pero muchas generaciones de alumnos, de padres de familia y de los docentes que tuvieron el privilegio de verlo trabajar cada día durante años.

Es totalmente imposible que olvidemos a Héctor Hoyos Domínguez, el hombre, el profesor, el amigo.

Una pesadilla apareció en su horizonte y el de su amada esposa y sus hijos, apenas este año. 'Algo' había aparecido en su área renal y de aquél hombre de voz firme, segura y paso fuerte y apresurado, de pronto vimos con impotencia como el paso se alentó y se comenzó a dificultar. Y lo vimos, porque aún con esas molestias, no dejó de ir a sus amadas escuelas (fue director de primarias: una en el turno matutino y otra en el vespertino).

Fue prácticamente un mes de lucha denodada. Ingresó de emergencia a finales de febrero al hospital y este lunes 26 de marzo, Héctor se fue. 

Héctor se fue, dejando sus amores: su hogar, su esposa, sus hijos.

Héctor se fue, dejando su pasión en la vida: sus amadas escuelas.

Todavía desde la cama del hospital, exigió conocer los detalles de la celebración de los 50 años de fundación de la "Guillermo Hernández Castellanos", un evento que desde el año pasado vislumbró y preparó con la finura, exigencia, organización y cariño con lo que él siempre hacia todas las cosas.

Pero ese desdichado mal en su cuerpo le impidió con toda crueldad estar en su evento. Apenas días antes, su cuerpo se negó a proseguir con su tan enorme carrera, por lo que ya no pudo presenciar el cumpleaños de una de las escuelas que más amó.

Héctor Hoyos estuvo por última vez a finales de este febrero en "la Guillermo". Se despidió de algunos al final de la jornada, diciéndoles que se "sentía muy mal" y que "mañana" no se presentaría.

Nadie imaginó que ese día, sería el último que Héctor Hoyos Domínguez vería su escuela.

Héctor Hoyos jamás volvió. 

El medio día de este 26 de marzo, Héctor Hoyos Domínguez pasó de ser un profesor y director de escuela, a convertirse en habitante y compañero permanente en cientos de corazones, muchos de ellos muy, pero muy tiernos, que le recordarán por siempre.

El profesor Hoyos Domínguez llegó este martes a su escuela. Solamente que ahora entró, no como siempre lo había hecho, con ese paso firme, con esa sonrisa con la que saludaba "buenos días". Hoy no se detuvo en la puerta a recibir a cada niño, saludándolo por nombre y diciéndoles a quienes llegaban tarde: "ándele señor...corra..".

Hoy, por la hora, que fue pasado el medio día, Héctor estuvo en la escuela. Pero no de pie, parado en la puerta como sucedió por años, entregando a los niños y certificando que cada uno fuera recibido por la madre o padre respectivo, en medio de bromas, risas y recomendaciones.

No. Hoy Héctor ingresó dentro de un ataúd, cargado por quienes fueron sus amigos: entre ellos sus dos intendentes y un profesor jubilado. 

Héctor regresó hoy a despedirse de la Dirección en donde por años atendió, resolvió, regañó, pero también consoló y aconsejó.

Las lágrimas de chicos y grandes fueron el homenaje que se le ofreció: en cada lágrima le dijimos: ¡Gracias amigo¡. ¡Gracias por haber sido parte de nuestras vidas¡.

Varios niños llorando desconsolados. Maestras con el rostro descompuesto y lloroso. Maestros a los que no les dio pena demostrar que los hombres también lloran. Madres de familia y padres, que no pudimos contener el llanto.

Una ovación de aplausos.

Héctor salió por última vez de su amada escuela en medio de aclamaciones, de aplausos, aderezados con el amor, cariño, aprecio, reconocimiento, agradecimiento y también dolor, porque no volveremos a verlo.

Héctor se fue.

¡Adiós Héctor¡

¡Adiós, Gran Amigo¡.

¡Tu legado permanecerá en todos tus amados alumnos y en quienes tuvimos el gran privilegio de ser tus amigos¡







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